Con un abrazo que parecía eterno, Ella se aferraba a la cintura de El, mientras el aire helado les besaba las mejillas, cada vez que daban una vuelta cerrada o una maniobra veloz, a Ella se le llenaba el corazón de impaciencia, no por la velocidad, no por el peligro de viajar en motocicleta, el mayor temor era que en ese ansioso abrazo no pudiera soltarlo.
Ella: No vayas tan rápido que me asusto
Él: Descuida estamos seguros, no nos pasara nada
Ella: El que nos pase algo no es lo que me preocupa, lo que me inquieta es acostumbrarme a tu espalda
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