Ella trataba de arreglar su falda y la blusa que no habían respetado el pacto de no arrugarse, Él con una sonrisa que no podía detener, tenia su propia lucha con su corbata, mientras emocionado sacudía su saco de ese traje negro que seguro se convirtió en su favorito.
Había anillos en sus manos, había una maravillosa mirada de esperanza en ellos, con besos rápidos y con un abrazo que seguro reconciliaba al mundo, Él la acompañaba hasta su coche aún con dos maletines de computadoras, carpetas, una bolsa, aún así
le abría la puerta, le besaba en la frente mientras ella acomodaba su café y buscaba su celular.
Con enormes sonrisas se despedían
Ella: Esto es sólo el principio
Él: Lo es |