Por favor no sueltes mi mano
14 de abril de 2009
 

Encontrarse en el malecón supongo que era común para ellos, estaban tan cómodos, habían hecho de ese lugar su refugio, su cómplice eterno en lo que estaban viviendo.

Mientras Él abrazaba por la cintura a Ella de espaldas, le decía cosas al oído y los dos miraban al mar, perdidos en promesas eternas, con cuanta ternura Él retiraba el cabello de Ella de su frente, con cuanto amor ella acariciaba los jóvenes brazos que la hacían sentir segura.

Él: Podría quedarme aquí contigo por siempre
Ella: Yo también, solo por favor no sueltes mi mano

Y buscando sus labios dejaban que la brisa del mar, calmara sus traviesas manos, sus inquietos sueños.

  Julio
 
 
 
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