Era la segunda vez que te veía,
en la entrada de aquel café,
tenias los mismos aretes,
traías el mismo labial,
y mantenías la misma mirada.
Tomaste asiento a dos mesas de mí,
una mirada rápida me robo un suspiro,
y viéndote detenidamente,
me di cuenta de lo exacta que eres,
de tu perfección casi brutal,
los ojos profundos, las ceja aferradas,
los labios tiranos.
El rumor de tu cabello invita al deseo,
esparces tu aroma al viento,
hay dolor oculto en tu mirada,
un rencor secreto en toda tu fachada,
eres perfección pura,
y en pocos segundos conseguiste
que amara tu espalda,
y cada milimietro de tu falda.
La historia coincido y nos puso ahí,
yo con ella y tu con él,
yo admirándote tu dejándote querer,
cuanto hubiera dado por atraparte en un abrazo,
tomarte y no dejarte,
pero tal vez sea en otra ocasión,
cuando la historia coincida otra vez. |
que bella história,y cuantas veces nos ocurrió...!!!besos
Como siempre tus letras valen oro en polvo, un besito
ART! Estan muy hesmosas estas palabras. Y asi es la vida ("no hay camino, el camino se hace al andar y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar").